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Actualidad en los mercados

En busca del sentido común

Filosofar sobre la pérdida de sentido común podría ser una reflexión muy interesante en el entorno socioeconómico actual, incluso me atrevería a decir que quizá fuera trending topic en las redes sociales.

Estoy convencido de que coincidiríamos en afirmar que una persona no tiene sentido común cuando toma decisiones que, al menos a priori, parecen disparatadas, por estar alejadas del conocimiento práctico, de la razón, de lo que la mayoría cree que debe hacerse.

En relación con los riesgos de una inversión, perder el sentido común es el riesgo sistemático más influyente actualmente en la ecuación de riesgo total de un activo financiero. Un riesgo que afecta a todo el mercado y que no se puede eliminar con una diversificación adecuada.

¿Por qué se pierde el sentido común?

La pérdida del sentido común aplica cuando una persona actúa de forma irracional o absurda, incluso cuando ha perdido la cabeza o realiza acciones incomprensibles para los demás. Y esa forma de actuar de personas muy influyentes se revela en los mercados financieros aumentando la volatilidad y generando oportunidades de inversión en busca de la racionalidad de los mercados financieros, en busca de que el precio de las empresas se equipare con su valor.

Y me pregunto si dentro del estudio de las finanzas conductistas (behavioral finance), ¿tendría sentido analizar el impacto en los mercados ante la pérdida de sentido común?

La pérdida de sentido común no es un concepto nuevo, François Marie Arouet, más conocido como Voltaire (1694-1778), filósofo, poeta, ensayista, dramaturgo e historiador francés, tenía razón cuando dijo que “el sentido común es el menos común de los sentidos, porque no siempre se da o percibe unanimidad sobre lo que es realmente lógico o lo esperable en cada situación”.

Esta frase podría resumir el mundo en el que vivimos donde el impacto de falta de sentido común impacta en nuestras vidas permitiendo una guerra arancelaria en el siglo XXI, guerras entre países, o no actuando de forma incisiva ante el cambio climático.

También es cierto que la falta de sentido común no solo se percibe a nivel macroeconómico, pues a nivel personal también valdría la pena reflexionar sobre si:

¿Tiene sentido común no ahorrar para la jubilación, no estar bien asegurado, no tener unas finanzas personales bien asesoradas?

Vivimos inmersos en un sinsentido que se aleja de lo racional, normalizamos comportamientos difíciles de explicar y entender que, en la mayoría de los casos, nos impulsan a tomar decisiones erróneas.

Pongamos pues un poco de sentido común en lo que hacemos y decimos, actuando de forma racional en nuestras decisiones personales y financieras.

Y como ejemplo y utilizando unas frases de Voltaire, pondré un poco de sentido común a mis palabras y un “hasta el próximo artículo”:

«Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo».

“No siempre podemos agradar, pero siempre podemos tratar de ser agradables”.

 

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