Riesgo de estanflación económica y falta de visibilidad sobre los resultados de las empresas, al menos en los próximos seis meses, es lo que se está cotizando en los últimos días.
Por ello la inversión global se mueve en un primer momento, y de forma muy brusca, hacia los activos de menor riesgo (los bonos de gobiernos con monedas estables y el oro) y sale de los activos con más riesgo (las acciones y los bonos corporativos). Es lo que se llama en los medios de mercado como “pulsar el botón del risk-off”.
En medio de esta volatilidad de mercado hay dos posiciones de partida: a) los inversores que tenían todo su patrimonio invertido y b) los que tenían parte en liquidez de la que ahora pueden disponer. Las formas de actuar de los inversores además de esta posición están condicionadas por aspectos fiscales y objetivo temporal de inversión. Hacer una recomendación genérica me parece aventurado, porque no hay gestor empresarial con el que hayamos hablado, que en estos momentos tenga una visión clara de su cuenta de resultados en dos o tres meses, en el mejor de los casos. De hecho, muchas empresas que exportan a EEUU, han acumulado existencias allí, para tener producto para esos dos o tres meses, ya que esos stocks no estarán gravados por los nuevos aranceles, esperando que se lleguen a acuerdos entre la administración americana y el resto de los países como ya han anunciado algunos. Sin embargo, eso está por ver, porque China y la Unión Europea, por el momento parecen más dispuestos a responder con las mismas medidas recíprocas.
Hoy, la categoría de inversores que tienen efectivo disponible para invertir, tomarán posiciones arriesgadas (los famosos cazadores de gangas), que serán de corto plazo, si salen bien y el mercado rebota mañana, o se convertirán en inversiones de medio plazo si no se produce la reacción positiva. Otros muchos, simplemente mantendrán posiciones, si no tienen necesidades de recolocar su inversión y otros que estaban ya próximos a necesitar su dinero, venderán para escapar del riesgo de perder más. No vamos a decir que se preveía esta fuerte corrección, pero está claro que después de dos años de subidas muy elevadas en muchos activos de riesgo, estábamos en cierta zona de autocomplacencia del mercado.
Por la falta de visibilidad que hay hoy en día, de cómo estas medidas van a afectar al consumo y a la economía (se habla de un impacto en el crecimiento real del PIB Global de entre 0,5% y cerca del 1%, con mayores caídas en EEUU y Europa). Hay dudas de qué si se cumple el efecto inflacionista de los aranceles, los bancos centrales puedan reducir los tipos de interés. Supongo qué, si ven en peligro la estabilidad financiera, se recuperarán las compras de activos y eso podría ayudar a los rebotes en los activos de riesgo.
Muchos hacen referencia a las oportunidades que se pueden generar en estas situaciones, pero los vasos comunicantes entre nichos de mercado son infinitos en la economía (si no vendo coches en EEUU, esos coches o se venden en Europa, dañando más a las fábricas europeas o no se fabrican con el mismo efecto negativo en empleo y por tanto en consumo). Pero sí, puede haber algunas opciones a considerar. Por ejemplo, una eléctrica doméstica, a la que además le benefician los descensos de tipos de los bonos públicos, es mejor opción refugio que un banco que ha multiplicado por dos su valor y que la caída del Euribor le resta negocio.
Lo mejor en este entorno es aplicar el sabio consejo de “KEEP CALM AND RESPECT YOUR RISK PROFILE” que, en este caso, significa invertir en lo que ya le gustaba y encajaba hace unos días, y que ahora está un 10-15% más barato. Pero no compre solo por especular.