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Reflexiones a partir de los 65 años

En la vida, hay momentos en los que la planificación se vuelve crucial, y uno de esos momentos es al llegar a la tercera edad. A medida que envejecemos, una de nuestras principales preocupaciones es garantizar el bienestar de nuestros seres queridos cuando ya no estemos. Los gastos asociados al funeral y los arreglos posteriores pueden ser abrumadores para la familia en un momento emocionalmente difícil, por lo que asegurarnos de que el sepelio no se convierta en una carga financiera inesperada para nuestros allegados suele ser una prioridad al alcanzar una edad avanzada.

Según datos de la Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras (UNESPA), más de 22 millones de españoles tenían cubierto su sepelio al cierre de 2022 gracias a la contratación de una póliza de decesos. En esta misma línea, según el último informe «Los seguros de decesos en España. Datos 2022″, elaborado por la misma asociación, cerca de la mitad de la población (un 47%) está protegida por este tipo de producto, lo que pone de manifiesto la gran aceptación de la que goza el seguro de decesos en nuestra sociedad.

Estas cifras convierten al seguro de decesos en una de las protecciones más extendidas a nivel nacional junto con el seguro de automóviles, que cabe recordar que es obligatorio, y el de vida. Pero, ¿qué ha llevado al seguro de decesos a mantener año tras año tal nivel de penetración en nuestro país?

Apoyo en un momento difícil

El duelo por la pérdida de un ser querido es un momento emocionalmente desafiante para cualquier familia. El contar con un seguro de decesos permite ayudar a aliviar la carga emocional de los seres queridos de la persona fallecida al eliminar la preocupación sobre cómo pagar los gastos relacionados con el funeral y otros trámites administrativos. Según el informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) de 2022, el coste medio de un entierro en España es de 3.700 €. En este sentido, las coberturas de un seguro de decesos suelen garantizar el pago de los gastos y la gestión de los trámites necesarios para coordinar el servicio de sepelio, así como los eventuales costes y gestiones de traslado del difunto desde cualquier lugar del mundo al lugar designado para la inhumación o la incineración.

Pero no solo de eso se encarga la aseguradora con la que se contrate el seguro de decesos: también realiza las gestiones relacionadas con la defunción (tramitación de la documentación por fallecimiento, funeraria, traslado, incineración o inhumación, esquelas, flores, etc.) y ofrece apoyo psicológico a los familiares a través de un equipo de profesionales que se encarga de las gestiones necesarias para que, en un momento tan duro como es la pérdida de un ser querido, la familia tenga todas las facilidades y comodidades necesarias, asumiendo su coste hasta el límite establecido en la póliza.

Asimismo, mediante la contratación de un seguro de decesos, el asegurado puede planificar los detalles de su sepelio de antemano, asegurando que se cumplan sus deseos y que sus seres queridos no tengan que tomar decisiones difíciles en un momento de dolor y estrés.

Finalmente, cabe destacar también que las pólizas de decesos han evolucionado notablemente a lo largo de los últimos años. En esta línea, actualmente el mercado ofrece productos que brindan un amplio abanico de garantías adicionales que van más allá de la gestión del funeral, incluyendo servicios centrados en la gestión del legado digital, el bienestar o incluso la atención de las mascotas.

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