Inversión

El crédito corporativo sigue copando las portadas

Si bien parece que los activos de renta fija han perdido cierto encanto y atractivo ante el auge de productos más novedosos, arriesgados y volátiles, lo cierto es que estamos ante un buen momento para invertir en bonos.

Ahora es momento de los inversores para encontrar aquellos nichos de renta fija que todavía tienen recorrido, con especial foco en el crédito corporativo. Es una evidencia que no debemos caer en generalizaciones, pues la evolución futura dependerá mucho del tipo de activo y de la zona geográfica donde miremos, pero las oportunidades son reales y necesitamos tener la cámara y el flash a punto, para captar las instantáneas adecuadas.

Partiendo de una situación de tipos históricamente bajos y con una crisis pandémica que afectó sobremanera a los bonos corporativos, estos se han recuperado de manera muy significativa. El escenario que se nos avecina es el de una normalización de tipos paulatina, con las empresas en la senda de la recuperación; esto es, mejora de balances, mejora de márgenes y beneficios y todo ello con el consecuente buen comportamiento de sus bonos.

El crédito corporativo de mayor calidad, que se encuentra en niveles de diferenciales en la media histórica, aguantará estas magnitudes, pero tendrá un comportamiento neutro. Las partes del crédito ligado a sectores más cíclicos, turismo y aquellos más castigados por la pandemia, ofrecen valor y tienen recorrido; así como los bonos subordinados, tanto corporativos como financieros. Todos ellos se ven influenciados positivamente por la recuperación económica, a la cual son mucho más sensibles que a las subidas de tipos.

Por su parte, los bonos gubernamentales de países desarrollados van a seguir subiendo en rentabilidad, adecuándose al nuevo escenario macroeconómico; en particular los bonos USD dólar. Si ponemos el foco en el mercado de Estados Unidos, vemos que los bonos corporativos americanos ligados a curva dólar que se recuperaron con fuerza el año pasado están sufriendo este año las alzas de los tipos americanos. Aun así, el fuerte “steepening” en la curva de bono americano no se ha trasladado de momento a la curva europea, fiel reflejo de que la economía europea continúa a remolque y que, a pesar de ir recuperando lo perdido, la velocidad a la que lo hace es sensiblemente inferior a la que demuestra el país norteamericano.

Por todo ello, vemos buen momento para estar posicionados largos de crédito y cautelosos y flexibles con la duración de las carteras de bonos.

Criterios ESG, también en los bonos

Asimismo, si hay un aspecto en los bonos, y en la inversión en general, que no cesa en su empeño de salir en la foto y atraer interés es el mercado ESG (Medioambientalmente, Socialmente y de Gobernanza responsables, por sus siglas en inglés). Los bonos verdes y los socialmente responsables demuestran una fuerte tendencia al alza que va a continuar hasta convertirse en el estándar de mercado. La Comisión Europea y la propia regulación harán que se tienda hacia inversiones sostenibles hasta que lo “verde”, que ahora se plantea como un añadido para aportar un diferencial positivo, pasará a ser lo convencional e indispensable para poder seguir financiándose en el mercado de bonos.

Como siempre, para sacar provecho de los bonos, los inversores deben tener un ojo puesto en la inflación, pues su comportamiento va a ser clave. Los tipos de intervención han bajado masivamente en todo el globo como consecuencia de la pandemia y de los intentos de los bancos centrales para reanimar la inflación y las economías. Estamos empezando a ver los frutos de esas políticas en ambos campos y la dificultad estriba en tener el mismo acierto en el timing para deshacer dichas políticas de “quantitative easing” masivo.

La inflación ya está apareciendo, especialmente en Estados Unidos, y desde la última reunión de Jackson Hole el posicionamiento de la FED (Sistema de Reserva Federal de EE. UU.) ha pasado a ser más tolerante, lo cual manda un mensaje muy claro a los agentes financieros. Su comportamiento nos muestra que al otro lado del Atlántico se están gestionando las expectativas de manera acertada y, en consecuencia, el alza en los tipos americanos se está tomando de momento una pausa.

El papel del BCE

Pero ¿no hay riesgo de que la foto salga borrosa? Muchos se preguntarán, y con razón, si una situación con casi el 80% de los bonos soberanos europeos cotizando en negativo es sostenible. El soporte del Banco Central Europeo y la salida de la crisis económica con generación de inflación demuestran que la situación es sustentable. Es indudable que la vuelta a una situación más normalizada de tipos reales y nominales positivos sería lo ideal, pero en un mundo tan endeudado como el actual, no caben esperar subidas abruptas ni rápidas.

A medida que el contexto se normalice, el peso del Banco Central Europeo en el mercado de bonos irá bajando paulatinamente con la retirada de las compras de bonos. No será un proceso inminente, y es cierto que el BCE tiene más experiencia histórica en instaurar estímulos que no en retirarlos, pero el tamaño de la institución en el balance total del mercado ha alcanzado cotas sin precedentes y cabe esperar una caída en su influencia.

Así que, cámara en mano y con los ojos bien puestos para captar las mejores instantáneas, es buen momento para que los inversores mantengan sus inversiones en bonos de la mano de buenos gestores; ellos sin duda son capaces de captar el perfil bueno en la fotografía. El crédito corporativo seguirá copando las portadas.

 

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