Han tenido que pasar casi 25 años para que el Euro Stoxx 50 volviera a cotizar por encima de 5.500. Ocurrió el pasado 13 de febrero, cuando alcanzó unos niveles no vistos desde marzo del 2000. Mismos niveles, pero múltiplos muy distintos. Ahora el PER –capitalización bursátil dividida por el beneficio neto– del índice es de 15,4 para el 2025 y de 14,2 para el 2026. Ambos muy razonables. Esta subida bursátil está siendo respaldada pues, por el alza de los beneficios empresariales.
En el año 2000, los múltiples PER eran muy superiores, mayoritariamente se cotizaban expectativas. El valor de las acciones se había multiplicado por 3,7 en solo 5 años, entre 1994 y 1999, un 30% TAE, en lo que fue una exponencial geográfica de manual. El Euro Stoxx 50 estaba de moda por una mezcla de factores, como la entrada en vigor del euro, de forma digital en 1999 y de forma física en el 2002; la burbuja tecnológica, con Nokia y SAP cotizando a un PER 2000 de 50; la moda de las telecomunicaciones, con Deutsche Telecom, France Telecom o Telefónica cotizando a un PER 2000 superior a 30; unas enormes expectativas sobre el consumo, con Carrefour, Unilever, L’Oréal o LVMH cotizando a 50 veces; y con una confianza altísima en las empresas financieras, con Aegon, Generali y Munich Re cotizando entre 23 y 30 veces.
Por mucho que la denominada gestión pasiva de inversiones, la que solo invierte según las cotizaciones pasadas, tenga ya una cuota de mercado global del 50%, son los beneficios empresariales los que realmente mandan. No deje de analizarlos a fondo. Un conductor de un vehículo que solo mirara el retrovisor se accidentaría sin remedio. Mejor mirar hacia delante, a la carretera por la cual se transita.
Artículo publicado en La Vanguardia el domingo, 23 de febrero de 2025.