D. Eugeni Bregolat, exembajador de España en China y Rusia, analiza al gigante asiático en los Desayunos de Actualidad de GVC Gaesco
Analizar el pasado para prever el futuro
La reforma económica de 1978 supuso posicionar el crecimiento económico del país como la principal prioridad del Gobierno. Para Bregolat, este cambio del entonces presidente Mao fue un arma política con el fin de “garantizar la legitimidad del partido delante de la población, pues si el socialismo era sinónimo de pobreza, la población no estaría con el partido”.
El experto explicó que “esta ruptura con el antiguo paradigma se vio motivada por el fracaso del sistema soviético, incapaz de dar a la gente un nivel de vida digno”. “El éxito de China reside en la capacidad de haber alcanzado un modelo híbrido entre economía de mercado y la potencia del empresariado para mover dicha economía, juntamente con un sector público fuerte”, añadió.
Uno de los factores que más sorprendió al diplomático es el desconocimiento por parte de Occidente del chino como empresario nato. En su intervención en los Desayunos de GVC Gaesco, Bregolat indicó que son las comunidades chinas las que siempre tienen el control y, como ejemplo, ha citado su época como embajador en Indonesia, donde tan sólo un 3% de la población china era la propietaria de la mayoría de negocios en ese país.
Ese desarrollo económico que comenzó hace tres décadas ha sabido adaptarse a las nuevas necesidades, y sobre todo formar parte de la hoja de ruta del Partido. Así pues, Bregolat mencionó la figura de Li Quang, el futuro primer ministro de China, “un hombre que ha vivido en Shangai, ha trabajado con Elon Musk y que fue el gran defensor del máximo exponente del capitalismo chino. Una figura que es muy partidario del sector privado de la economía y que va a contribuir a continuar con el desarrollo económico del país”.
La relación EEUU – China y las nuevas restricciones de la covid-19
Entre otros muchos aspectos, Bregolat desarrolló temas tan complejos como la disputa por Taiwán, un problema geopolítico al que calificó como “el gran barril de pólvora, el problema más complejo que hay hoy en el mundo”. Además, mencionó la guerra tecnológica y comercial con Estados Unidos, potencia que trata a China como un enemigo en todos los sentidos, pese a la necesidad de cooperación mundial que exige un pacto entre los dos países.
La realidad es que “en las últimas décadas, Occidente ha ayudado al gran desarrollo de China intentando compensar todo el daño que se le infligió en el siglo de la humillación, y ese nacionalismo chino podía sentirse compensado por la forma en que se la había incorporado a los mercados mundiales”. Sin embargo, “ahora ese nacionalismo se está empujando hacia el resentimiento, y es algo muy importante a tener en cuenta en el futuro”.
Por otro lado, preguntado por el centenar de asistentes en relación a las medidas sobre contención y eliminación de la covid-19, Bregolat explicó que los esfuerzos del país por mantener un sistema de contagio 0 supuso un retorno a las políticas restrictivas aplicadas durante noviembre de 2019. Ello está provocando problemas en la sociedad china, que ven estadios llenos de personas sin restricciones en el Mundial de fútbol de Qatar, gente sin mascarillas y como la vida continúa mientras que la suya no.