Tras un gran año bursátil 2021, los mercados han empezado el 2022 en un modo muy racional: el segmento caro del mercado, el growth, cayendo fuertemente, y el segmento barato, el value, subiendo, y todo ello simultáneamente.
En EE. UU., el prototipo de índice growth, el Nasdaq, cae un 13% en lo que llevamos de año, mientras que, en Europa, el índice MSCI Europe Growth cede igualmente un 10%.
Por otra parte, índices típicamente value como el FTSE inglés, que sube un 2%, o el Ibex 35, que está plano, se comportan mejor. Igualmente, el índice MSCI Europe Value sube un 3% en lo que llevamos de año. Solo en Europa, la diferencia entre ambos segmentos es de un 13% favorable al value.
Habitualmente, la rotación de growth a value puede tardar unos años hasta consolidarse
Todo esto se ha gestado en poco menos de un mes y se ha producido con un movimiento de signo contrario, lo cual es de suma importancia. Habitualmente, la rotación de growth a value puede tardar unos años hasta consolidarse, pero hemos vivido escenarios, como el del año 2000, en que se completó en medio año. El hecho de que el segmento growth esté en pérdidas puede acelerar el movimiento.
De cara al 2022 el value tenía dos grandes ventajas, la valoración, con un mayor potencial de revalorización, y su cobertura ante el gran riesgo del año, la inflación. Vimos ya durante el 2021 que cuando los tipos de interés largos subían, el value lo hacía mejor. El año 2022 ha empezado con la firme determinación de la Fed norteamericana de subir más los tipos de interés, lo cual favorece tanto al value como al dólar norteamericano.
Bienvenida sea esta rotación, pese a estar aún en un estado embrionario, mientras sea tan racional y tenga tanto recorrido como esta. Las valoraciones siempre se imponen.
Artículo publicado en La Vanguardia el domingo 30 de enero de 2022