Jaume Puig. Director General de GVC Gaesco Gestión
El inversor que compró a mitad de marzo pasado las obligaciones del Estado con vencimiento 2064 en el mercado secundario al precio de 160, obteniendo en aquel momento una rentabilidad a vencimiento del 2%, observa cómo hoy cotiza a 115. Ha perdido un 27% de su inversión en este escaso periodo de tiempo habiendo invertido en renta fija. En otras palabras, si hubiera esperado y lo comprara a día de hoy la rentabilidad que obtendría es del 3,3%. El estallido de la burbuja de la renta fija, la única gran burbuja que existe en la actualidad, ha comenzado, y está lejos de finalizar. Una obligación de estas características, con un vencimiento tan largo, de 50 años, proporciona históricamente rentabilidades muy superiores, de alrededor del 6%. Si en los próximos años la rentabilidad se normaliza, significa que su precio puede caer todavía más, hasta niveles de 69, es decir que tiene el potencial de caer aun un 40% desde los niveles actuales.