Xavier Cebrián. Gestor de GVC Gaesco Gestión.
En el campo de la medicina, el mal de altura es una reacción del cuerpo humano que se produce como consecuencia a la baja presión de oxígeno que existe en grandes altitudes. Dificultad para respirar, dolor de cabeza, vértigo o vómitos son algunos de los efectos producidos. En el mundo de la Bolsa también es conocido y sufrido actualmente por muchos inversores. Se produce cuando las cotizaciones experimentan subidas continuadas durante un periodo de tiempo sin apenas correcciones. Quienes lo sufren experimentan un exceso de sudoración, incremento de la temperatura corporal, nerviosismo y una continua onicofagia. Estos síntomas tienden a acentuarse para aquellos inversores que se encuentran fuera del mercado, es decir, que no se benefician económicamente de las alzas bursátiles.
En el siguiente gráfico se aprecia la evolución del Ibex35 en 2013. Nótese que al cierre de junio registraba un retorno negativo en términos de rentabilidad. En menos de cuatro meses, el selectivo español se ha anotado una subida de 2.500 puntos que representan un alza superior al 30% en un contexto macroeconómico muy desafiante. Si además añadimos que venimos de unos años malos para los inversores, no es de extrañar que el mal de altura sea generalizado.
Gráfico 1: Cotización Ibex35 en 2013