Como dijo Shakespeare “la seguridad es el principal enemigo de los mortales”, pero, sin duda, no se refería al sector asegurador, un negocio al alza en tiempos de incertidumbre. Y es que la crisis generada por la pandemia de COVID-19 ha afectado a todos los sectores y el asegurador no ha sido una excepción. No obstante, si bien es cierto que la irrupción del coronavirus ha impactado en el sector, también se ha configurado un nuevo escenario, dando lugar a nuevos retos y desafíos.
En el ramo de seguros del automóvil, las restricciones a la movilidad, impuestas para frenar la pandemia, han conllevado una mayor presión en las primas de este sector. El menor uso del coche ha llevado a las aseguradoras a bajar precios para compensar la menor siniestralidad, principalmente para retener y mantener su portfolio clientes.
Así, la baja siniestralidad ha logrado compensar la tendencia negativa de las primas en el sector durante el último año. Poco a poco la frecuencia siniestral está volviendo a aumentar, retornando a niveles normales, por lo que, si la presión en las primas del mercado continúa, la rentabilidad de algunas empresas del ramo de automóviles puede verse mermada en el medio plazo.
En los seguros del hogar, tras el confinamiento, se ha observado que la población tiene una mayor conciencia para asegurar su vivienda. Asimismo, la mayor recurrencia de eventos climatológicos adversos, como la borrasca Filomena o la tormenta Gloria, también ha potenciado la demanda de este tipo de seguros. De esta forma, el sector está creciendo y tiene un largo recorrido para seguir haciéndolo, ya que en España aún hay cerca de 5 millones de hogares sin asegurar.
La digitalización, la mayor oportunidad y el mayor reto
Al mismo tiempo, el sector asegurador se ha visto obligado a acelerar su digitalización. El sector, consciente de la importancia de la transformación digital, está invirtiendo en inteligencia artificial para seguir mejorando su oferta y adaptando sus productos a través del uso y tratamiento de la información.
Por un lado, la inteligencia artificial favorece la prevención de siniestros. Con software y tecnologías de inteligencia artificial, como aplicaciones móviles, sensores, IoT, etc., cada vez es más fácil prevenir un siniestro antes de que se produzca. Esto se traduce en una situación de win-win, ya que la aseguradora no incurre en el coste de arreglar el daño, mejorando la ratio de siniestralidad y mejorando la rentabilidad, y el asegurado no tiene que reportar el siniestro incrementando la calidad del servicio.
Por otro lado, gracias a la tecnología, también se pueden personalizar los seguros. A través de la información recibida del asegurado y del enriquecimiento de la misma con otros datos relevantes, se puede adaptar el servicio para que se adapte completamente a las necesidades del Cliente. Asimismo, se pueden estudiar y analizar los hábitos del consumidor para establecer un precio que se ajuste con mayor precisión a su perfil de riesgo. Para ello, es importante la gestión y tratamiento de los datos, asegurando que se proporciona y se filtra información fiable de cara a prestar un servicio lo más personalizado posible al Cliente.
No obstante, también hay riesgos. Ante el tratamiento y almacenamiento de datos, el sector asegurador se encuentra ante un nuevo desafío: la ciberseguridad. Debido a la cantidad de información que gestionan las aseguradoras, cada vez están más expuestas al riesgo de ciberseguridad. Por ello, es primordial que las empresas sigan trabajando para tratar de reducir este riesgo al mínimo, transmitiendo confianza al Cliente y demostrando que los datos que proporciona se van a utilizar para ofrecer el mejor servicio posible.
Catalana Occidente, Línea Directa y Mapfre
Ahora bien, ¿cómo se traslada este análisis a las compañías aseguradoras del mercado español? El valor con buena posición en estos momentos es Grupo Catalana Occidente (GCO). En el segmento de hogar, sus perspectivas son positivas y así lo demuestra el crecimiento en primas que lleva la compañía en el año (+4,7% en 9m21), en línea con la buena evolución del sector (+5,2% en 9m21). Asimismo, también esperamos que así continue el año que viene. En el ámbito de automóviles, debido al entorno sectorial de los últimos años, la estrategia de la compañía ha sido la de mantener el portfolio existente más que intentar incrementarlo. Además, pensamos que la compañía gestiona de manera positiva la siniestralidad en este ramo.
Grupo Catalana Occidente también cuenta con un buen posicionamiento en salud tras la compra de Antares, así como en el segmento de decesos, un seguro con potencial ya que, tras el COVID-19, la concienciación por parte de la gente joven es mayor. Además, la empresa tiene buenas perspectivas en el área de vida ahorro con la subida de tipos.
Otro de los valores a destacar es Mapfre. La compañía está bien diversificada tanto sectorial como geográficamente, y pensamos que en sus regiones estratégicas (EEUU, Brasil y España) la compañía tiene masa crítica y potencial en los negocios donde está presente. Además, la compañía va a recibir una indemnización por la terminación del acuerdo con Bankia que podrá destinarse a fortalecer el crecimiento orgánico en estas regiones donde hay potencial a largo plazo.
La otra cara de la moneda es Línea Directa que, al estar muy expuesta al ramo de motor (c. 82% de las primas se generan en este ramo), puede sufrir en el corto plazo por la caída de volúmenes que se está experimentando en el sector. Asimismo, si se alarga la crisis de escasez de microchips, la penalización en precios podría continuar y penalizar los márgenes de la compañía.