Xavier Cebrián. Gestor de GVC Gaesco Gestión
Cuando un inversor decide operar en Bolsa, una de las muchas preguntas que debe hacerse es si quiere tener su propia cartera de acciones o bien una selección de Fondos de Inversión. Ambas opciones no son excluyentes y tienen sus ventajas e inconvenientes dependiendo del perfil del inversor.
En una cartera de acciones, el propio inversor es quién tiene la potestad de sus decisiones de inversión al seleccionar él mismo las compañías para rentabilizar sus ahorros. Otra ventaja es el acceso fácil y rápido a las cotizaciones de sus valores (prensa, páginas web, teletexto, etc.) para su respectivo análisis, por lo que tiene un mayor control de sus inversiones. Sin embargo, uno de los principales inconvenientes especialmente si el capital disponible para la inversión es reducido sería no cumplir con el criterio de la diversificación (aquello de no poner todos los huevos en una misma cesta). Es decir, si el capital es bajo, invertir en varias compañías para reducir el riesgo puede no ser una estrategia rentable debido a las comisiones asociadas en la compra/venta de valores.