Gerard Domínguez. Agente Financiero de GVC Gaesco Reus
Esta crisis ha mostrado los serios inconvenientes de un sistema bancario, regido por una estructura piramidal, donde los objetivos se vuelcan en cascada por toda la red, y que muchas veces no ha tenido en cuenta las necesidades de los que la sustentan, es decir de los clientes. Esta estructura ha dado lugar a peligrosísimas incompatibilidades que han producido grandes pérdidas a todos los partícipes del sistema, a los clientes en primer lugar, pero también a las propias entidades financieras.
Así ha ocurrido con muchos productos que se han lanzado al mercado, pensando más en el bien de la entidad que en el del cliente. Las hipotecas concedidas durante el boom inmobiliario o las participaciones preferentes son los dos ejemplos más claros de este hecho.