Alejandro Pérez. Project Manager de GVC Gaesco
Stops. Todos hemos oído hablar de ellos. No tienen muchos secretos ya que su utilización es sencilla, pero el uso que les demos nos dirá mucho de nuestra operativa.
Lo que es indudable es lo necesario y obligatorio de su uso para un trader. Es indiferente el plazo que otorguemos a nuestras inversiones, pero si son eso, inversiones, necesitamos tener stops. De hecho, invertir sin stops o límites de pérdidas convierte esta actividad en un simple juego de azar, y un trader no juega, invierte.
El trader vive de su dinero, lo pone a trabajar para él cada día y, por tanto, debe ser muy exigente con él. Cuando acometemos una inversión, lo hacemos para obtener una determinada rentabilidad, la mayor posible claro. Ésta siempre va ligada a un riesgo, y los riesgos se materializan porque la estadística y la probabilidad también son participantes del mercado, y muy activos por cierto.
Así pues, si iniciamos una operación, en ese preciso instante nadie sabe qué va a pasar. Tampoco nosotros. Pero debemos contemplar distintos escenarios. En cada escenario debemos tener en cuenta por qué precios se va a mover el subyacente, qué límite de beneficios deseamos obtener, qué límite de pérdidas vamos a otorgarle a dicha operación y, muy importante, qué tiempo le damos para conseguir nuestro objetivo.
Tan importante es el objetivo como el tiempo que vamos a necesitar para conseguirlo. El dinero es limitado y, por tanto, exite un coste de oportunidad entre realizar una determinada operación o realizar otra. Así mismo, el tiempo invertido en una operación no está siendo utilizado para otra. Por lo tanto, precios sí pero exigencia con el tiempo también.
El dinero y su cuantificación pueden llevar a no tomar las mejores decisiones al establecer los límites de riesgo y beneficios que queremos otorgar a una operación. La alternativa: los porcentajes. No hablemos de dinero, hablemos de porcentajes. Así podremos extrapolar cualquier operación o estrategia independientemente del tamaño de nuestra cuenta.
Una política conservadora podría ser la de arriesgar en cada operación un dos por ciento de nuestro capital. Este porcentaje, independiente del capital que forme nuestra cuenta, nos indicará el capital máximo a arriesgar en una determinada operación. Si sale bien, en la próxima operación tendremos algo más que arriesgar a nivel nominal, pero en porcentaje no deberemos olvidar este dos por ciento. En cambio, si la operación ha sido cerrada por el stop de pérdidas, deberemos realizar el cálculo del dos por ciento y dará como resultado una potencial pérdida nominal menor a la de la anterior operación.