Pere Escribà. Gestor de Patrimonios
Si piensan en el 2018, probablemente lo primero que les vendrá en la memoria sean las caídas experimentadas a nivel global. Caídas que poco a poco fueron mermando el sentimiento inversor a raíz de un conjunto de situaciones adversas para la economía mundial.
Estos hechos hicieron que las manos cortas aprovecharan la tensión del momento como consecuencia de episodios de carácter geopolítico entre las que se encuentran las extensas negociaciones del Brexit, Italia o la guerra comercial, entre otros.
Con este mix parece que, a día de hoy, parte del consenso de mercado se ha posicionado en el lado de la balanza que augura una próxima recesión.
Ante esto, lo que nos planteamos es si compramos esta idea, con la premisa de un inminente cambio de ciclo, o por lo contrario reforzamos nuestra tesis de que a día de hoy los mercados continúan presentando potencial suficiente.
Para ello nos acogeremos a la siguiente frase atribuida a Mark Twain que dice: “History doesn’t repeat itself, but it does rythme”. Lo que traduciría como “La historia no se repite, pero rima”.
Esta maravilla podría aplicarse en ínfimos campos. En este caso, la utilizaremos para analizar qué parte de la historia reciente “rima” con la penalización experimentada en los mercados durante el pasado ejercicio, y si, por tanto, encontramos argumentos racionales para seguir con nuestro posicionamiento o por lo contrario, deberíamos unirnos al todopoderoso consenso.
Personalmente, el 2018 me ha recordado a grosso modo al periodo entre los años 2015-2016, pero no tanto por el comportamiento relativo a cierre de año de los índices, sino más bien por cómo los drivers que imperaban en aquel entonces impactaron en los mercados en el corto plazo por aquello que conocemos como efecto contagio
Para ponerles en contexto, en 2015 los parqués abrieron teñidos de verde con la confianza de que se podía conseguir un buen performance y, sin embargo, poco a poco el tono fue cambiando de color ante una serie de acontecimientos que provocaron gran tensión entre los inversores y que entre otras cosas, vaticinaban un posible final de ciclo.
¿Recuerdan los episodios de desaceleración de la economía China o la caída del precio del crudo y el efecto que tuvieron en los mercados?
A toro pasado todo el mundo es capaz de explicar y hacer ver que aquello que en su día causó ciertos momentos de pánico no fue más que un acto de sobrerreacción como consecuencia de una lectura errónea de la realidad
En ese momento una actitud contraria al consenso podía ser considerada como demasiado optimista, irracional o equívoca.
Como ustedes ya saben, posteriormente se demostró lo contrario. O lo que es lo mismo, que ninguno de aquellos capítulos estaban fundamentados como para quedarse y, con ello, el verde volvió a florecer.
¿Qué similitudes vemos ahora que ocurrieran en aquel entonces?
En primer lugar, tomando los datos de PMI como referencia, indicador que proporciona información sobre las condiciones económicas en el sector manufacturero y de servicios de una economía, en ambos casos se experimenta menor ritmo de crecimiento de la actividad mundial.
Por otro lado, el Fondo Monetario Internacional corrige ligeramente las estimaciones de crecimiento mundial fruto de las incertidumbres del momento.
Adicionalmente, también sufren revisiones las estimaciones de beneficios empresariales. En ambos casos, penalizados a raíz de episodios comentados en párrafos anteriores.
Y con toda esta batería de detonantes y actuando al son de los acontecimientos, las bolsas europeas experimentan importantes caídas prolongando así el gran lateral en el que se encuentran índices como el Ibex o el Eurostoxx 50.
A día de hoy, los indicadores avanzados muestran que las principales economías siguen estando por encima de los niveles que marcan crecimiento, en el caso del PMI esta franja se encuentra por encima de 50.
El mundo sigue creciendo a ritmos iguales o superiores al 3,5%, tasa que se estima que continúe en los próximos dos años
Llegados a este punto, lo importante es entender que, en gran parte, el mercado ya ha descontado en precio este escenario de ralentización. Les recuerdo que en economía no es lo mismo ralentización que recesión.
Tomando el precedente de periodos anteriores de la historia, cuando el mundo crece (aunque lo haga a un ritmo menor), las empresas lo siguen haciendo bien y las bolsas mundiales lo capitalizan poco tiempo después como si ya no se acordaran de todo lo anterior.
En los mercados, cualquier driver que provoque inseguridad y en consecuencia mine el sentimiento inversos, empresarial y del conjunto de agentes económicos, siempre se traduce en recortes y en caídas que rápidamente ponen en precio aquello que puede ocurrir en meses venideros. Descontando en la mayoría de los casos “el peor de los escenarios”.
Generalmente, caídas verticales vienen precedidas de subidas que son aprovechadas por aquellos que no se dejan influir por titulares y que sin dejarse dominar por los demás, han actuado según su filosofía de inversión
Es en estas caídas donde tenemos que recurrir a nuestro blog de notas para no hacernos presos de nuestras emociones y recordad que la historia no se repite, pero rima.
Si aún no lo ven claro, tiempo al tiempo.