Jaume Puig. Director General de GVC Gaesco Gestión
El grado de satisfacción de los inversores está siendo directamente proporcional al porcentaje de empresas cíclicas que tengan en sus carteras. Efectivamente, las empresas cíclicas cotizadas en bolsa están eclosionando fuertemente al alza. Desde que empezó el segundo semestre del año se han disparado los bancos, las aseguradoras, las empresas industriales, las empresas de construcción y de materiales, los fabricantes de coches, de maquinaria, las tecnológicas, y las empresas de consumo discrecional, entre otras. El inversor que quiso invertir en activos teóricamente muy defensivos, como por ejemplo la renta fija a largo plazo, el oro, o bien en empresas de sectores ultradefensivos, está sufriendo un terrible segundo semestre. No sólo se está quedando al margen de las subidas de las empresas cíclicas, sino que además se está enfrentando a importantes descensos de precios de los activos teóricamente defensivos. El inversor defensivo debió dejar de serlo justo tras el Brexit.
Como he manifestado reiteradamente, los motivos para estar invertidos en empresas cíclicas son financieramente impecables: Por una parte, sus descuentos fundamentales son muy superiores a los de las empresas defensivas; nunca hay que olvidar que defensivo no es sinónimo de barato. Por otra parte, un entorno de inflaciones al alza como el actual favorece especialmente a las empresas cíclicas. Todo ello sin olvidar que el mundo sigue registrando unos muy buenos crecimientos. Desde el año 2010 el mundo ha crecido siempre por encima del 3%, y la previsión es que siga haciéndolo hasta el año 2021. ¡Gracias países emergentes! Sin vuestra demanda, no hubiera sido posible. ¡El mundo desarrollado os debe un reconocimiento!
Artículo publicado en La Vanguardia – Sección Dinero del domingo, 20 de noviembre de 2016