David Forcada. Agente Financiero de GVC Gaesco Vic
“Comprar con el rumor y vender con la noticia”. Este es uno de los “mantras” más conocidos del mercado.
Circunscribo únicamente la validez del dicho a un enfoque cortoplacista de la inversión en bolsa. Efectivamente, el binomio rumor y noticia es uno de los elementos a tener en cuenta, o no, para el que busca en la bolsa una fuente de rentabilidad aprovechando la volatilidad del mercado.
La destreza del trader o especulador está en la disciplina y la correcta interpretación de pautas o mantras parecidos al del enunciado.
Según datos de las plataformas de Forex de EEUU, el porcentaje de inversores individuales que pierden dinero realizando trading es superior al 60%, otra porcentaje importante mantienen el capital y solo unos pocos obtienen beneficios de forma recurrente.
Si no eres capaz de formar parte del último grupo, olvida el trading. Conviértete en inversor, es una alternativa mucho más fácil segura y con mayores expectativas de rentabilidad.
La bolsa como inversión requiere fijare en las valoraciones, ponerlas en contexto, utilizar el sentido común y no hacer caso de los rumores ni de las histéricas publicaciones de datos, incluso de muchas de las noticias que aparecen constantemente.
De hecho, las noticias que conoce todo el mundo únicamente generan ruido. La misma noticia puede ser interpretada por el mercado de forma totalmente diferente en función del momento, y se convierte fácilmente en noticia interesada (Grecia es un claro ejemplo). Las noticias inesperadas generan puntas de volatilidad que aprovechan los traders, pero que también son oportunidades de compra o de venta para el inversor largoplacista que tiene bien fijados sus objetivos.
Enlazo esta reflexión con el de la compañera Claudia Droessler en su post La (no) importancia del Market Timing.
Quizá para muchos, esta visión de la bolsa significa vaciar de contenido la función del agente financiero, pero es justo al contrario. El éxito del agente financiero se basa en saber transmitir y aplicar la simplicidad de las pautas de inversión lidiando con la complejidad de la psicología del inversor o cliente.