Antoni Bellfill. Director de Gestión de Patrimonios de GVC Gaesco
Según explica la fábula, un escorpión frente la imposibilidad de cruzar un río decidió pedir ayuda a una rana. La rana se negó, consciente de que una vez estuviera transportando el escorpión restaría indefensa ante su temido aguijón. El arácnido negó tal posibilidad argumentando que ello implicaría su propia muerte por ahogamiento. Al final, la rana accedió a transportar el escorpión y en medio de la travesía este último la atacó. Ante la pregunta del porqué de tal ataque que los condenaba a morir, la respuesta fue breve: «Soy un escorpión y esta es mi naturaleza.«
La especulación es inherente al ser humano. La búsqueda de un enriquecimiento rápido a través de la revalorización de un activo en cartera es muy anterior al nacimiento del mercado organizado de capitales tal y como la entendemos hoy en día. Desde siempre, la posesión de recursos escasos considerados estratégicos, más allá de los realmente necesarios para nuestra supervivencia, ha marcado la evolución de nuestra especie.
Esta naturaleza explicaría el desarrollo de las burbujas económicas.
La formación de las mismas sigue siendo hoy en día un reto para la teoría económica. Si bien pueden tener su origen en un mal análisis de los activos sobre los que se generan, parece evidente que la especulación desempeña un papel fundamental en el proceso.
Una de las principales características de toda burbuja es la incapacidad por parte del mercado de determinar la evolución del precio de los activos basándonos únicamente en la oferta y la demanda.
Toda burbuja culmina con una «explosión» que suele ser reconocida a posteriori. Las consecuencias suelen ser nefastas.
La Historia de la Humanidad está llena de ejemplos que confirmarían que la condición humana es un terreno abonado para este fenómeno económico. Desde la tulipomanía del siglo XVII en Holanda, pasando por el crack de 1929 o la reciente burbuja Inmobiliaria del 2008 en España.
¿Por qué se tiende a entrar en mercados sobrevalorados y se deprecian históricamente activos claramente sobre vendidos? La respuesta es fácil: al igual que el escorpión, es nuestra naturaleza.
Frente a este comportamiento, se debe poner en valor un concepto denotado: la inversión.
GVC Gaesco ofrece un servicio de Gestión de Carteras regulado por la CNMV. Mediante la firma de un contrato, el inversor otorga a GVC Gaesco el poder para gestionar una parte o la totalidad de su patrimonio.
Esta gestión se basa en un cuidadoso análisis cuantitativo, cualitativo, y de valoración fundamental que permite la construcción del portfolio maximizador del binomio rentabilidad riesgo.
Mediante este servicio, GVC Gaesco permite al inversor que busca un servicio profesional y riguroso alejarse de la especulación y aplicar los criterios propios de la inversión.