Javier Pagés. Agente Financiero de GVC Gaesco Barcelona
Esta afirmación, aunque resulte extraña, es la que oímos todos los profesionales del sector financiero desde hace unos años y que repite como una letanía tanto el pequeño inversor como los clientes de Banca Privada, desconcertado ante el descubrimiento de productos como Preferentes, Bonos Convertibles, Deuda subordinada, Acciones, evolución Planes de Pensiones, Productos Estructurados, etc. ¿cómo salgo?, ¿cómo es que tengo pérdidas?, ¿no era un producto garantizado? Estas son algunas de las muchas preguntas que se hace la gente.
La figura del agente financiero, tal y como se conoce en España, es un modelo en extinción. El estándar bancario tan extendido en nuestro país, basado en una gestión y captación del ahorro de todos sus clientes con la única intención de ofrecerles sus productos propios, con resultados mediocres para la mayoría, ha roto la confianza entre el pequeño y no tan pequeño inversor. La crisis bancaria le ha despertado de forma abrupta y dolorosa de su dulce sueño, rompiendo la confianza y seguridad en el asesor financiero designado por su Banco o Caja; sin olvidar la dichosa letra pequeña que nadie leía.
Lentamente, el sector gira hacia el modelo anglosajón.
Las nuevas regulaciones sobre el sector que ya se han puesto en marcha, y las futuras, como la Mifid II*, transformarán la relación entre ahorrador (cliente) y profesional del sector financiero; este último pasará a ser su médico de cabecera, el cual deberá cuidar por la salud de sus ahorros.
El inversor/ ahorrador necesita una nueva relación, exigiendo más a su agente. Los pilares de este nuevo modelo de relación se basan en la Confianza, Profesionalidad, Formación e Independencia.
Restablecer la confianza del inversor es una tarea lenta y difícil, aún más cuando la situación económica y política del país se encuentra bastante deteriorada. Los ánimos de los clientes poco optimistas necesitan de la labor del profesional financiero, para ayudarle a proteger su patrimonio y hacerlo crecer, marcando unos objetivos y realizando un seguimiento periódico de las mismas.
La actuación profesional del agente pasa por conocer un amplio abanico de productos:
- Depósitos Bancarios
- Renta Variable
- Fondos de Inversión (con todo un gran abanico de posibilidades)
- Planes de Pensiones, PPA, Pias
- ETFs
- Renta Fija corto, medio y largo plazo con sus distintas clasificaciones, pública y privada
- Productos derivados, estructurados, futuros y opciones, CFDs y warrants
- Los seguros en sus distintas modalidades y coberturas, con interesantes posibilidades
Y, como no, el impacto fiscal de cada uno de ellos, que nos servirá para planificar la estrategia.
Poder conocerlos y estar altamente preparados para poder entender, explicar y sugerir entre los numerosos productos existentes en los Mercados Financieros, implica una buena formación continua y la acreditación pertinente como EFA, EFP, CEFA** (estas titulaciones acreditan los profesionales que sabrán guiar y acompañar al cliente en todo momento).
Por todo ello, los inversores deben conocer las alternativas a las mal llamadas Banca Privada y Personal, que pasa por los Agentes financieros y los grupos Financieros Independientes, inscritos y reconocidos por la Comisión Nacional del Mercado de Valores, organismo regulador en España.
*Mifid II: directiva europea que sustituirá a la Mifid I (Directiva 2004/39/CE, de 21 de abril de 2004, sobre Mercados de Instrumentos Financieros, siglas del inglés Markets in Financial Instruments Directive), actualmente vigente desde el 1 de noviembre 2007, una vez ratificada y aprobada por sus miembros, entrará en vigor muy probablemente en el 2015, haciendo hincapié en la retribución que percibe el asesor/agente.
** EFA EFPA, European financial advisor titulación europea de profesionales del sector financiero.