Víctor Peiro. Director General de Análisis de GVC Gaesco Beka
En muchas ocasiones, los participantes del mercado, bien desde la perspectiva del inversor o bien desde el punto de vista de asesor, nos dejamos influir en exceso por las variables y eventos a corto plazo
Es cierto que la rentabilidad que obtenemos en nuestras inversiones, suelen medirse en términos anuales y en comparación con lo que han hecho otros activos en el mismo periodo. Sin embargo, nos parece una idea de inversión atractiva para ahorros a largo plazo, identificar acciones de empresas que están bien posicionadas en las tendencias económicas y sociales de largo plazo y apostar por ellas sin ataduras del corto plazo.
Aunque puede haber otras tendencias a largo plazo en las que hay que fijarse (electrificación y la descarbonización de la economía, aumento del comercio on-line, conducción autónoma, sustitución del concepto de la propiedad por el concepto del uso y envejecimiento de la población), en esta ocasión nos vamos a centrar en las dos primeras, que ya están en un punto avanzado de desarrollo, con lo que el riesgo es menor pero el potencial es aun tremendo en el largo plazo en nuestra opinión.
Apartado el debate de si el ser humano es el responsable del calentamiento global o simplemente es una nueva evolución de clima como se ha producido en otras eras, lo cierto es que la sociedad ha apostado por la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, como forma de retrasar dicho proceso.
La cadena de valor es electrificar la economía y hacer limpia la generación eléctrica. Teniendo en cuenta que alrededor de dos tercios del uso del petróleo se dedica al transporte, la evolución de la implantación del coche eléctrico (VE) es vital para reducir la emisión de CO2.
En los últimos años, las estimaciones de penetración del VE van elevándose constantemente. Actualmente, las previsiones más extendidas son que en 2025 el 10% de los nuevos coches vendidos serán eléctricos y que en ese año el 4-5% del parque total sea de VE. Sin embargo, pensamos que esas estimaciones, que se basan en la evolución del coste de adquisición y mantenimiento comparado de un EV y uno de combustión, se pueden quedar cortas.
Otros estudios (FMI, por ejemplo) apuntan a estimaciones mucho más agresivas de que alrededor del 30% de los coches podrían ser VE en 2030, apoyándose en la evolución de la implantación de otras tecnologías (como los smartphones) y teniendo en cuenta otras tendencias sociales como posibles restricciones a los coches contaminantes en muchas ciudades o el desarrollo del coche compartido.
En esta temática hay muchas empresas por apostar, y la típica que viene a la cabeza es Tesla. Sin embargo las cosas pueden cambiar rápido. Ya hemos visto como Dyson ha declarado su intención de hacer un coche eléctrico y como empresas como Daimler están poniendo toda la carne en el asador en esa tecnología.
Más allá de los fabricantes de coches, los de componentes como Faurencia, Continental o Panasonic representan una vía de apostar en esta tendencia. Pero toda esta electrificación de la automoción y la domótica sería un esfuerzo parcial si el origen de la electricidad fuese emisor de CO2, como el carbón o el gas Natural. De ahí que otra apuesta clara, más allá de regulaciones de corto plazo, sea la energía renovable a través de empresas como Iberdrola, Solaria, Gamesa, EDPR, etc. Un tercer grupo de compañías para aportar por esta tendencia son las de redes energéticas como Red Eléctrica, ya que los sistemas eléctricos del futuro serán mucho más distribuidos y cercanos a los puntos del consumo
En lo referente al avance del comercio electrónico, la frase “Amazon destruirá más empleos que China” resume como el avance de las plataformas de comercio electrónico pueden sustituir poco a poco, pero sin pausa, a grandes segmentos como los centros comerciales tradicionales. La razón del precio, como principal motivo para comprar on line, ha sido desbancada por la mayor conveniencia, por la mayor comodidad de compra, mayor capacidad de comparar y alcanzar a productos lejanos de nuestra esfera y también la mejora de la logística.
En EEUU, el empleo en el sector retail ha caído un 14% solo desde 2012 y desde ese año, la cuota de las ventas on-line en periodos de vacaciones ha subido desde el 10% al 40% en el mismo país. A nivel Global, la penetración del comercio electrónico ha pasado del 6% en 2013 al 15% que se estima en 2020. Más allá de los gigantes Amazon y eBay, hay otras empresas que están empezando y que hemos tenido en el radar de nuestras carteras como Zalando o Yoox NAP.
En conclusión, una cartera de inversión con miras de sostenibilidad y rentabilidad a largo plazo no debe dejar de lado el análisis de las tendencias de muy largo plazo de la sociedad y de la economía, aunque para ello se tenga que olvidar de que en el corto plazo algunos multiplicadores habituales del mercado puedan estar caros. Estas inversiones permitirán que parte de nuestros ahorros se mantengan a salvo de la volatilidad a corto plazo