Cristina Martín. Gestora de Patrimonios de GVC Gaesco
Iniciado el último trimestre del año, muchos analizamos cómo aprovechar los pocos cartuchos que nos proporcionarán los mercados hasta el cierre del presente ejercicio para optimizar nuestras carteras y obtener el resultado esperado.
¿Seremos capaces de adaptar y rentabilizar nuestros portfolios atendiendo y anticipándonos al desenlace de las elevadas incertidumbres que nos rodean, fruto de los acontecimientos que presenciaremos en el corto plazo?
Aunque no sepamos con certeza qué acontecerá en estos últimos meses del 2016, una cosa sí está clara: nos encontramos en la recta final del año y desde la ventanilla del aeropuerto más cercano anuncian: “¡Last Call!”
Aunque los mercados financieros de los principales parqués europeos nos hayan dado tregua en el siempre tan ansiado periodo estival, – recordemos que entre julio y agosto el Dax se anotaba un +9,43%, el Ibex un +6,78%, el Euro Stoxx 50 un +5,53%, el Cac un +4,74% y el Mib Italiano un +4,60% -, lo cierto es que dicho periodo se iniciaba con la noticia inesperada del triunfo del Brexit.
Sin pretender extenderme mucho en él, hoy por hoy y a nivel general, lo importante es ir conociendo el impacto real del mismo en las compañías que más ingresos perciben del negocio exportado a UK, así como en las principales economías europeas. Son datos que podremos empezar a confirmar con la presentación de resultados empresariales que acaba de iniciarse.
Por otro lado, el desarrollo del proceso de abandono de la Unión Europea, que probablemente será uno de los causantes de mayor volatilidad en los mercados en un futuro próximo, también se convertirá en un factor determinante. Hasta el momento, parece que la aplicación del ya famoso artículo 50 no está prevista hasta marzo del 2017.
Por lo tanto, otorgándole al Brexit un papel más secundario en el corto plazo -como si de un volcán dormido se tratase- para rentabilizar nuestras inversiones en lo que nos queda de año, tendremos que saber posicionarnos teniendo en cuenta y aprovechando los acontecimientos que se nos avecinan.
Comenzando por el escenario político, quizás lo más destacado son las Elecciones Presidenciales en EE.UU. previstas para el 8 de noviembre, claramente disputadas entre la candidata demócrata Hillary Clinton y su rival republicano Donald Trump.
Aunque el resultado de las mismas es incierto, el triunfo del empresario podría generar mayor desconfianza y volatilidad en los mercados a nivel mundial. Su actual programa electoral podría cambiar las relaciones comerciales internacionales con el resto de países como México o Canadá entre otros.
A nivel nacional, la formación de gobierno en España (aunque al parecer cada vez está más cerca) aún no es un hecho. Sin duda, esta situación ha afectado al Ibex 35, que se anotaba al cierre del tercer trimestre un -8,01% debido a la desconfianza que genera un país sin gobierno.
Finalmente, y no por ello menos importante, entre finales de noviembre y principios de diciembre se celebrará un Referéndum en Italia sobre la Reforma Constitucional. La tercera economía de la Eurozona se encuentra en el punto de mira de todos debido a su estancamiento económico, a la debilidad de algunos de sus principales bancos y a la elevada deuda pública, que representa ya el 135% del PIB.
La aprobación de la Reforma podría dar al Gobierno de Matteo Renzi mayor estabilidad y supondría un soplo de aire fresco para la economía italiana.
No obstante, dado que el Primer Ministro vinculó el Referéndum hacia su persona, el voto en contra podría interpretarse como un castigo a Renzi y provocar, junto a su dimisión, unas elecciones anticipadas en Italia.
A nivel económico, la posibilidad de que la FED suba los tipos de interés parece previsible de cara a la reunión que el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) tiene prevista en diciembre. Sin embargo, la decisión vendrá de la mano de los datos de crecimiento y de creación de empleo que se publiquen hasta entonces.
Si nos centramos en Europa, últimamente se está debatiendo la idea de que las medidas monetarias adoptadas por el BCE, tanto convencionales (tipos de interés) como no convencionales (QE), están dejando de ser todo lo efectivas que se esperaba. Además, la delicada situación que atraviesa gran parte del sistema bancario europeo -que será uno de los actores principales en la recuperación de la economía- podría ser el detonante para que Mario Draghi corrija los tipos de facilidad de depósito desde el -0,40% actual. De esta manera, los bancos no se verían tan perjudicados al no tener que pagar esa elevada tasa por el crédito no concedido.
Por último, tras la reciente decisión de la OPEP de recortar la producción de petróleo a partir del mes que viene, deberemos seguir de cerca la evolución de su precio que, sin duda, seguirá repercutiendo en las Bolsas.
Ante las numerosas incertidumbres que se nos plantean de cara al cierre del año, este cuarto trimestre podría resultar decisivo para la mayoría de nosotros como inversores.
En un entorno como el actual, con la variedad de catalizadores y riesgos presentes en los mercados, mantener una estrategia y una filosofía de gestión consistente, construir un portfolio debidamente diversificado y disponer de una correcta exposición al mercado podría facilitarnos un buen aterrizaje, siempre y cuando nos hayamos subido al avión cuando debíamos.