Jaume Puig. CEO & CIO de GVC Gaesco Gestión
La buena noticia es que los resultados empresariales no son noticia, por buenos. La mala, es que si el inversor quiere obtener el valor real de su inversión bursátil sólo dispone de dos opciones: que le hagan una Opa, o esperar a que el ruido ambiental cese. Lo de las opas debería ser un motivo de reflexión: si las cotizaciones reflejaran adecuadamente el valor real de las empresas, el precio ofertado debería ser la cotización aumentada, a lo sumo, por una moderada prima de sinergias y control. No es el caso actualmente, los precios ofertados en las opas que se están efectuando son muy superiores a las cotizaciones actuales, y dejan en evidencia que las cotizaciones pueden llegar a ser una estimación muy pobre del valor real de una empresa.
Vayamos al ruido, que tiene un carácter básicamente político. Trump está actuando en clave electoral cuando presiona pública y reiteradamente a la Reserva Federal para que baje tipos… !en plena expansión económica!; o cuando amenaza con más aranceles a China, al contraatacar China bien substituyendo a EEUU como proveedor de productos agrícolas por países sudamericanos, o bien devaluando implícitamente su moneda. Nada nuevo en el tablero, pura acción/reacción. Dado que los ganadores en una guerra comercial no serían nunca ni EEUU ni China, dos países en plena euforia económica, sino países terceros, no les cabe otra salida que el acuerdo. Trump, además, no dispone de mucho tiempo para ello, debería resolverlo en pocos meses.
Llegados a este punto, la conclusión es que el cese del ruido está mucho más cercano de lo que el calor de agosto pueda inducir a pensar. La paciencia, cualidad indispensable para cualquier inversor, presumiblemente no tardará en ser debidamente recompensada.
Artículo publicado en La Vanguardia del domingo, 18 de agosto de 2019