Antoni Bellfill. Director de Gestión de Patrimonios de GVC Gaesco
Si les digo Verbal Kint, Jack Naipier, Erik Lehnsherr o Anakin Skywalker, para muchos de ustedes el conocimiento sobre dichos personajes les puede resultar nulo.
Si el mismo listado lo convertimos en Keyser Söze, Joker, Magneto y Darth Vader, el conocimiento se amplía proporcionalmente a la oscuridad que dichas figuras desprenden.
El papel de villano, como claro antagonista del héroe, siempre ha jugado un rol importante en cualquier narrativa. Los confines que limitan estos actores suelen ser difusos, hasta el punto que muchos de ellos tienen su origen en el papel de héroe. Suelen ser diferentes caras de la misma moneda.
La situación actual de la economía mundial dista mucho de transitar en un entorno de plácido crecimiento. Las incertidumbres y las debilidades siguen plenamente instaladas en las principales economías mundiales.
En este escenario, los bancos centrales y sus respectivos presidentes, han pasado a convertirse en actores fundamentales.
Si les digo Janet, Mario o Haruhiko puede que muchos se remonten al inicio del post. Si convertimos los mismos en Yellen, Draghi o Kuroda, somos muchos los inversores que según el día tenderemos a contener la respiración.
Durante los últimos años, la política monetaria practicada por dichos actores ha tenido como principal objetivo la compensación de una política fiscal expansiva con resultados claramente insostenibles. Los mismos se han visto obligados a tener que superar la ortodoxia para adentrarse en un entorno inexplorado que, sin lugar a duda, será base de estudio para futuras generaciones de economistas.
Las medidas extremas adoptadas nos han llevado a un entorno de burbuja para los activos de Renta Fija, en que los tipos reales negativos se han instalado con aparente normalidad.
Así mismo, nos encontramos inmersos en una guerra de divisas global en que las devaluaciones competitivas están a la orden del día. La solidez de la moneda, como indicador de robustez de la economía que representa, ha dejado paso a una debilidad buscada y propiciada. Dicha evolución encuentra su origen como derivada de la máxima aplicada durante mucho tiempo por los mercados: “Cuanto peor, mejor”.
La economía sigue pivotando sobre un sector financiero en plena recuperación. La paradoja radica en que las medidas adoptadas están provocando importantes distorsiones a nivel sectorial.
“Es difícil ganar dinero cuando el precio de tu producto es cero”.
Si nos centramos a nivel inversor, podremos identificar dos importantes máximas:
- Dichas distorsiones nos conducen a reductos de valor en que la sobrereacción del mercado se ampara en argumentos racionalmente poco defendibles. Europa y principalmente su sector financiero concentran gran parte de este valor.
- Por definición una burbuja resulta de difícil identificación, pero la sensatez debería apartarnos de determinados activos.
Como inversores nos corresponde ser conscientes y consecuentes con el entorno de inversión, aunque esto implique dosis extras de paciencia y temple.
La naturaleza de las medidas adoptadas a nivel de política monetaria nos conduce inexorablemente a un futuro en que solo el tiempo y el resultado nos dirán si nos encontramos frente a Héroes o Villanos.