Habrán observado que en los aeropuertos habitualmente se forma una cola para embarcar… Aun cuando el avión ni siquiera esté en el “finger”. Cuando alguien origina una cola, mucha gente se suma a ella de una forma impulsiva. Existe una tendencia natural al denominado “trend following” o al seguimiento de tendencias. Trasladado al mundo bursátil, ello implica que muchos inversores únicamente siguen a los demás, sin racionalizar. Existe también una minoría que no actúa así, y que analiza desde la templanza. Es una actitud difícil aunque indispensable para cualquier gestor de inversiones.
Según la Organización Mundial de la Salud, la gripe estacional es la causante de la muerte de entre 300.000 y 600.000 personas cada año en todo el mundo. ¿Se imaginan que ocurriría si cada día tuviéramos la información de las personas infectadas por el virus de la gripe y de las personas fallecidas distribuidas por países? La alarma sería mayúscula. Si bien no ha habido ninguna pandemia desde la gripe de 1918, han habido reiteradas amenazas en los últimos años: SARS (2002/03), gripe aviar (2004/06), gripe porcina (2009/10), MERS (2012/13), ébola (2014/16) y Zika (2015/16). Todas ellas tienen una tasa de mortalidad muy superior al Covid-19. Con menos de 3.000 fallecidos en el mundo, el 98% de los cuales en China, nadie puede catalogar a día de hoy al Covid-19 como una pandemia. Es una amenaza más, y como tal puede causar dientes de sierra en los mercados bursátiles, como sus antecesoras, pero no descensos prolongados en el tiempo. El inversor propenso a hacer cola probablemente venda, y es muy posible que quien le esté comprando las acciones, porque siempre hay alguien, sea uno de los que esté sentado.
Artículo publicado en La Vanguardia del domingo, 01 de marzo de 2020