Sendoa Casaña. Agente Financiero de GVC Gaesco Zaragoza
En los años que llevo de trayectoria relacionada con los mercados financieros, no han sido pocos los clientes que piden consejo opinión a la hora de adentrarse por primera vez en el mundo de la renta variable.
Unas veces se trata de clientes atraídos por las elevadas rentabilidades que tradicionalmente se atribuye a este mercado. Otras, como escuchamos en estos tiempos, nos encontramos con ahorradores cansados de los bajos tipos de interés que ofrece el “no riesgo” o la aparente ausencia de otras alternativas.
En ambos casos (novatos en los entresijos del riesgo), no tienen grandes aspiraciones -según sus palabras-. Suelen pronunciar frases comunes como “no busco grandes rentabilidades» o, ”si gano un 2 o 3 % en unos días o semanas, me salgo y espero nuevas oportunidades», sin darse cuenta de que esas cifras suponen unas rentabilidades anualizadas elevadísimas.
La primera operación suele salir “redonda”, con una rentabilidad (hagamos un esfuerzo de imaginación) de un 3 % en 10 días (rentabilidad perfectamente razonable en cualquier valor que cotiza en bolsa). El cliente vende rápidamente, regocijándose después en la sensación de una decisión bien tomada. Sin embargo, más pronto que tarde llega la operación que les devuelve los pies a la tierra. Una mala noticia o, simplemente, una corrección habitual del mercado, provocan una caída de un 3 % en 2 días. El cliente espera pacientemente a que el mercado se dé la vuelta. Seguidamente, pasamos al 5% en una semana, a un 10 % en 2 semanas y, cuando nuestro cliente quiere darse cuenta, se encuentra a sí mismo reconfortándose en frases como “es un gran valor, y a medio o largo plazo se revalorizará seguro”.
Probablemente, todos nosotros más de una vez hemos pronunciado o escuchado este tipo de frases, haciendo buena esa lección de que sin un buen método y disciplina, caeremos en el común error de recoger los beneficios demasiado pronto (limitamos los beneficios) y aguantar las pérdidas demasiado tiempo (pérdidas “ilimitadas”).
- ¿Por qué ocurre esto?. O peor aún: ¿Por qué nos ocurre más de una vez y no somos capaces de aprender la lección?.
Como se suele decir, el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, pero cuando se trata de dinero, los errores suelen costar demasiado caros. Puede ser precisamente por eso (que se trata de dinero) que nos cueste demasiado asumir que nos hemos equivocado, y nos resulte harto difícil cerrar una posición que sabemos que está y seguirá en pérdidas. Sin embargo, esa es la única forma de limitar a tiempo las minusvalías.
- ¿Qué deberíamos hacer para evitar estos errores?.
No pretendo elaborar un manual sobre cómo operar en bolsa, pero sí que es cierto que hay un paso básico en toda incursión en la renta variable: Tener muy claro si somos inversores a largo plazo o especuladores a corto. Y es que son muy diferentes las estrategias, el método y el abanico de activos al que dirigirse. Así que mi consejo es que pidan asesoramiento a profesionales independientes que velen por el patrimonio de sus clientes.