El hecho de que el número de fallecidos por el Covid-19 represente hoy el 2% de los que ocasiona anualmente la gripe pasa a un segundo término, una vez que muchos gobiernos han tomado acciones de aislamiento físico de la población. La clave ahora pasa a ser la duración del inevitable parón de actividad.
Por una parte, no se trata de una crisis de generación espontánea, sino de un parón provocado. Estos últimos se recuperan con mayor rapidez. Por otra parte, tenemos el precedente de los países asiáticos, en los que este mismo virus ya ha pasado. El parón allí fue intenso, aunque breve. Por ejemplo, BMW ha anunciado que el 95% de los distribuidores de coches chinos están operativos y Honda confirmó que reabría su fábrica de… Wuhan. Noticias similares llegan de Corea del Sur.
Igualmente debemos considerar el ciclo corto de vida y de expansión del virus, así como las inminentes subidas de temperatura. Hasta ahora es conocido que las afectaciones están muy concentradas al norte del trópico de Cáncer, en la zona hoy invernal. Un estudio reciente de dos prestigiosas universidades chinas ha establecido la correlación negativa entre propagación y temperatura o humedad.
En otras palabras, espero un parón corto. ¿Qué le ocurre al valor de una empresa si para la actividad sustancialmente durante un par de meses? Muy poco, un leve descenso a lo sumo, dado que el valor depende de los flujos de caja que genera durante toda su vida. Las bolsas han caído mucho más que eso: un 35% en Europa, un 25% en EE.UU. y un 12% en China.
Constatación aparte de que el inversor europeo es nuevamente el más volátil, lo relevante es que estamos ante una ocasión de compra que se da una vez cada década. Espero una V.