All come to look for America, reza la mítica canción America de Simon & Garfunkel, algo así como “todos vienen en busca de América”, una frase que va como anillo al dedo estos mismos días viendo los resultados de los índices bursátiles americanos.
El país se encuentra más polarizado que nunca; con disturbios en varias ciudades; tasas de desempleo en dobles dígitos, algo inédito en los Estados Unidos; unas elecciones a la vuelta de la esquina que se plantean impredecibles y claves para el futuro del país; una volátil y cambiante tensión comercial con China; y liderando los indeseables rankings mundiales en cuanto a casos positivos y fallecidos por el Covid-19. Un panorama dantesco y desolador. Y, aun así, tenemos al S&P 500 batiendo a muchos índices europeos y mundiales.
Y es que, como ya hemos avisado, vamos en busca de América. ¿A qué se deben estos anómalos resultados en los índices americanos? ¿Y qué impacto pueden tener estos datos en nuestros mercados?
Los buenísimos resultados del S&P 500 tienen una explicación más sencilla de lo que parece, y no es otra que la ponderación que tiene el sector tecnológico en este índice. Mientras que en Europa las principales compañías por capitalización son industriales, con sectores como la energía o los recursos básicos, en Estados Unidos las compañías tecnológicas han asumido un rol muy relevante en la rentabilidad y en el precio del índice americano.
De hecho, si ponemos el foco más allá de las empresas tecnológicas, y miramos los sectores más “tradicionales” vemos que las caídas en el Viejo Continente y en Estados Unidos son muy similares. Buen ejemplo de ello es el sector financiero, en el que las caídas son del 30% – 35% aproximadamente en ambos casos, o empresas específicas como General Electric o Exxom Mobil, que han descendido un 42% y un 40% respectivamente. Así pues, el fenómeno alcista del S&P 500 vemos que responde, básicamente, al gran peso de sus tecnológicas.
Pero entonces, ¿qué pasa con el PMI estadounidense? Y es que no solamente el S&P 500 sube como la espuma, sino que el PMI de Estados Unidos también se acelera en agosto, contradiciendo todas las calamidades descritas al inicio de este artículo. Hemos podido observar como los índices americanos de este tipo han experimentado una clara recuperación en V desde marzo hasta ahora.
Hay dos factores principales que llevan a esta rápida recuperación: el primero es, sencillamente, que hemos pasado de una economía totalmente cerrada a una economía que vuelve a rodar, con una buena reactivación de la actividad y de los sistemas de producción. En segundo lugar, la flexibilidad del mercado laboral estadounidense, uno de los más flexibles del mundo. Esta flexibilidad y capacidad del mercado americano consigue que, en líneas generales, un americano desempleado encuentre trabajo mucho antes que un desempleado europeo, por ejemplo.
Por si no había suficientes ingredientes en esta coctelera de la economía americana, debemos añadir las negociaciones sobre los aranceles estadounidenses sobre productos europeos. A mí parecer, teniendo en cuenta que vivimos en un mundo absolutamente globalizado, el exceso de proteccionismo no beneficia a nadie. La guerra comercial entre el país del Tío Sam y China lo muestra a la perfección.
Y, aunque comprendo que hay ciertos sectores estratégicos de un país que hay que proteger, la eliminación de los aranceles sería una grandísima noticia para ambas economías, ya que tanto la Unión Europea como Estados Unidos son muy exportadoras y se benefician de una fuerte interconexión.
Hasta el momento, pienso que las actuaciones de los principales bancos centrales han sido magníficas, consiguiendo evitar que las economías colapsen desastrosamente y manteniendo el flujo de dinero y crédito. La reciente reunión en Jackson Hole mantiene esta línea, buscando una muy necesaria coordinación entre las medidas que se toman.
Los Estados Unidos de América son especiales, su economía es especial, nadie duda de ello. El gran peso tecnológico en sus índices bursátiles nos lo han recordado una vez más. Quizás en Europa, y en España, podemos sacar conclusiones de esta ponderación tecnológica en un lado del Atlántico comparándola con el otro lado. Y, mientras lo hacemos, seguiremos “en busca de América” escuchando a Simon & Garfunkel.