Una historia que se repite en demasiadas ocasiones, pero que se puede evitar, planificando el futuro y cubriendo los riesgos que amenazan esos sueños.
Si nos das a elegir entre estar o no estar nos quedamos contigo, pero la vida es un carrusel de emociones y episodios que muchas veces no controlamos.
Empezamos a soñar desde pequeños, hasta que llega el día que nos preguntan «¿y tú qué quieres ser de mayor?». Con la grandeza de poder ser lo que uno se plantee, a esas edades soñar es gratis. Sólo se tienen alas para volar a lo más alto, no conocemos el peligro y todo es posible. En muchas ocasiones, evitar el cajón de los sueños rotos depende de haber planificado bien los recursos necesarios para que se puedan cumplir. Planificar para evitar riesgos que impidan cumplir los sueños de nuestros seres queridos.
La necesidad de estar bien asesorados existe desde que nacemos. Mejores asesores que nuestros padres no encontraremos, pero al hacernos mayores necesitamos otro tipo de asesoramiento. Un asesoramiento que nos enseñe a identificar aquellos riesgos silenciosos y cómo los podemos evitar.
Por desgracia la mayoría de sueños son caros y el poder cumplirlos depende en muchas ocasiones de tener recursos económicos suficientes para que no se trunquen.
Si nos das a elegir, preferimos estar tranquilos y garantizar la estabilidad de la familia durante el tiempo que sea necesario, por si a nosotros nos pasara algo inesperado.
¿Cómo podemos hacerlo? ¿Quién nos puede asesorar?
Si nos das a elegir nos quedamos contigo, no queremos más sueños rotos.