Jesús Muela. Subdirector General de GVC Gaesco Valores y Responsable del negocio de Corporate Finance
Hace unas semanas vio la luz el MARF, el Mercado Alternativo de Renta Fija. El MARF es un mercado secundario no oficial creado por Bolsas y Mercados Españoles (BME), la sociedad que dirige y gestiona los mercados de valores en España. El MARF pretende convertirse en la plataforma de referencia para la negociación de valores de renta fija corporativa (bonos, obligaciones) para pymes de tamaño elevado y para una buena parte de grandes empresas.
La principal diferencia con AIAF, el mercado secundario oficial español de negociación de valores de renta fija emitidos por entidades públicas o privadas, radica en la condición de mercado no oficial del MARF. Ello supone mayor laxitud regulativa, que determina mayor facilidad de incorporación por parte de los emisores (las empresas que emiten los valores) al ser los requisitos de acceso y permanencia menos costosos de cumplir por parte del emisor.
El MARF nace en un contexto de dificultad para obtener financiación por parte de las empresas así como de restricción del crédito bancario, debido a factores por todos conocidos. Es precisamente el objetivo del MARF contribuir a paliar esta deficiencia, de tal modo que aquellas empresas que no pueden en la actualidad obtener liquidez suficiente (importe, plazo, condiciones) del canal bancario puedan aprovisionarse de fondos a través de otros medios (los inversores en renta fija).
En otras jurisdicciones, las empresas utilizan recursos ajenos distintos al canal bancario con mayor profusión que en España. Empresas europeas y americanas muestran en sus balances menor dependencia de los bancos que las empresas españolas. En parte, porque son empresas de tamaño superior (y el tamaño sí importa en los mercados de valores) pero también en parte porque existen infraestructuras ad hoc que lo permiten así como una mayor cultura acerca de los procesos de desintermediación en cuanto a financiación con recursos ajenos se refiere.
El crédito tardará todavía tiempo en fluir a la economía productiva, pero mientras tanto las empresas deben seguir operando y creciendo, y para ello es necesario disponer de alternativas para invertir en activos fijos y circulante que complementen las aportaciones de la empresa (autofinanciación) o de sus accionistas (ampliaciones de capital).
Lógicamente, aquellas empresas que hoy por hoy no cumplan ciertos requisitos no serán capaces de emitir valores en MARF: se trata de diversificar las fuentes de financiación, de adecuar los plazos de devolución de la deuda con las necesidades de inversión de las empresas y de obtener volúmenes mayores de crédito -en relación a lo que hoy el banco concedería- por parte de empresas solventes. A estos efectos la visibilidad que un emisor presente en relación con la capacidad de cumplir con sus compromisos financieros será vital. Y en este sentido, los valores que las empresas emitan en el MARF tendrán que guardar el equilibrio entre rentabilidad (tipo de interés de la emisión) y riesgo (calificación crediticia de la emisión y el emisor) que todo activo financiero debe cumplir.
GVC Gaesco apuesta por el MARF porque tiene el convencimiento que se convertirá en un instrumento sumamente útil para las empresas.