Las correcciones en los mercados siempre vienen de la mano de alguna excusa y esta vez ha sido el Banco Espirito Santo el que la ha dado.
Con los altos niveles de valoración actuales, los problemas financieros de dicha entidad lusa, junto con los débiles datos de actividad en Europa (la producción industrial de Francia en mayo cayó un 1,7%, frente al +0,3% de abril y el +0,2% esperado y la italiana bajó un 1,2% frente al 0,7% anterior u el 0,2% esperado), fueron suficientes para que se produjera un movimiento a la calidad en todos los mercados.
Las bolsas europeas cayeron ayer un 1,6% de media, con descensos del 1,9% en los mercados periféricos y más de un 3,5% en Portugal.
En el mercado de deuda pública fue más clara esa huida a la liquidez, con un fuerte incremento de los diferenciales, que en el caso español le han llevado a más de 160 pb, cuando a principios de junio estaba a menos de 120pb. Este incremento de diferenciales provino tanto de la subida de la rentabilidad de los bonos periféricos, como por la bajada de la del bono alemán, que se coloca en un sorprendente 1,19%, cerca del 1,16% de mínimo histórico, que alcanzó en 2012 y 2013, en lo peor de la crisis de deuda soberana en Europa.
Ahora la pregunta es si las caídas de estos días suponen un cambio de tendencia o sólo una corrección. Mirando por ejemplo al Euro Stoxx 50, la actual caída desde los máximos ha sido del 5,7% (1,5% en los índices americanos). Descensos de esta cuantía o superior no es la primera vez que tienen lugar este año en los mercados. En enero (-7% tanto en Europa como el DJ americano), en marzo (-6%) y en abril (-5%) ya vimos caídas similares, con recuperaciones posteriores.
En todas esas ocasiones los mínimos estuvieron por encima de los anteriores, por lo que para no entrar en zona de peligro el Euro Stoxx 50 no debería caer por debajo del 3.100.
Los retos a los que se enfrenta ahora el mercado son unos datos económicos en Europa algo más débiles, menos margen de maniobra del BCE para tomar medidas y la posibilidad de que los tipos en EEUU suban más pronto de lo esperado.
La conclusión es que por el momento vamos a seguir considerando este movimiento sólo una corrección, pero que dados esos retos la cartera debería ser defensiva, hasta conocer cómo evolucionan los resultados empresariales del semestre.
En España la buena noticia es que el FMI se suma a la corriente de subidas de estimaciones para el crecimiento del PIB y las sitúa en el 1,2% en 2014 y el 1,6% en 2015, situándose aún por debajo del consenso y del propio banco de España que puso la de 2015 en el 2%.
Fuente: Bekafinance