Hace unos años tuve la oportunidad de visitar las Cataratas del Niágara, en la frontera entre Canadá y Estados Unidos. La experiencia fue enriquecedora pero nunca imaginé las numerosas historias que se escondían detrás de semejante regalo de la naturaleza.
Una de las que más me sorprendió fue la historia de Annie Edson Taylor. En octubre de 1901 y a sus 63 años, esta mujer americana hizo historia al ser la primera persona que sobrevivió al lanzarse por las cataratas metida dentro de un barril. Sus motivos tenía para realizar tal hazaña: necesitaba ganar dinero para asegurarse una buena vejez.
Para lograrlo, mandó construir un barril de roble con un yunque en la base como contrapeso, el cual rellenó con un colchón para protegerse. También se relacionó con un conocido promotor de espectáculos de la época, Frank M. Russel, que la ayudó a crear la expectación necesaria para alcanzar su objetivo. Sin embargo, aunque sobrevivió a los más de 50 metros de altura e hizo historia por ello, el Sr. Russel desapareció con el barril y con el dinero ganado en los eventos.
El resultado, en ningún caso fue como Annie había esperado: consiguió la fama pero no la fortuna.
Durante estos últimos años, la Política Monetaria llevada a cabo por el Banco Central Europeo ha intentado replicar parte de los mecanismos utilizados por otros Bancos Centrales, como la Reserva Federal Americana o el Banco de Japón
Ante la compleja situación económica que se desencadenó hace ya más de una década, dichos organismos tuvieron que aplicar una serie de medidas extraordinarias de las que todos habéis oído hablar, como los famosos Quantitatives Easings por ejemplo. Sin embargo, aunque es evidente que el timing empleado ha sido uno de los factores diferenciales con respecto a la actuación de la FED, parece que en Europa el resultado de las medidas adoptadas por el BCE no ha sido el esperado en los mercados financieros.
ASí como en el otro lado del Atlántico las inyecciones de liquidez han contribuido estos últimos años a que índices como el Dow Jones o el S&P 500 hayan superado con creces niveles pre-crisis (+80% y +81% respectivamente), a nivel europeo pocos han sido capaces siquiera de alcanzarlos. Mientras que el Dax está un 48% por encima de máximos del 2007, el Cac francés o el Ibex se sitúan un -14% y un -43% respectivamente por debajo.
A nivel inversor, dichos comportamientos han hecho que muchos perdieran la esperanza de rentabilizar sus ahorros en mercados europeos: la composición de los portfolios y el stock picking han sido determinantes para sobrevivir en las plazas europeas, y en ningún caso, el camino ha sido fácil.
Sin embargo, los que pensamos que los mayores descuentos los encontramos en compañías europeas y confiamos en que 2019, aún con el comportamiento de estas dos últimas semanas, puede ser un buen año bursátil, podríamos estar en lo cierto. Y parte del mérito podría residir en la actuación de los Bancos Centrales.
Es cierto que, dada la fase en la que se encuentra la FED, que ha realizado hasta nueve subidas de tipos situándolos en el rango 2,25% – 2,50%; su margen de maniobra es muy elevado: ante un hipotético enfriamiento de la economía americana, podría volver a bajarlos.
Aunque la incertidumbre sobre la eficacia de sus decisiones parece planear de forma continua sobre Mario Draghi, 2019 podría ser un buen año para los parqués europeos
En este primer cuatrimestre del año hemos visto que, cuando el mercado se aleja de las amenazas de Trump en su afán por incrementar los aranceles a productos chinos y viceversa, del riesgo a que se produzca un hard Brexit (cada vez más improbable) o del miedo a una recesión global, los mercados han reaccionado al alza. De hecho, hasta finales del pasado mes de abril, al disiparse la magnitud de estos drivers, los índices europeos cotizaron al alza, situándose por ejemplo el Eurostoxx en un +17,1%, el Dax en un +16,7%, el Cac en un +18,1% y el Ibex alrededor del +12% (Rentabilidades YTD a 30/04/2019).
Este comportamiento, unido a las medidas que el italiano anunció que aplicará próximamente como el lanzamiento de un nuevo programa TLTRO III en septiembre 2019, o la incorporación de tramos en la tasa de depósitos, podrían contribuir al buen desempeño bursátil. Sectores como el financiero podrían verse favorecidos al dejar de pagar intereses para determinados tramos de liquidez depositada en el parking del BCE o por la facilidad en cuanto a la obtención de nueva financiación. Otros, como el automovilístico o el industrial, podrían dejar de verse tan penalizados por el supuesto alcance de las medidas proteccionistas.
El próximo 6 de junio está previsto que el BCE detalle el alcance, la implementación y el timing del conjunto de medidas anunciadas. Al contrario de lo que le sucedió a Annie, podría ser que el italiano aún tenga la capacidad de contribuir a que el resultado bursátil de este 2019, sí sea el esperado.