Ramón M. Boj Gisbert. Agente Financiero de GVC Gaesco Zaragoza
En los últimos meses, un nuevo producto está ganando puestos en los comentarios de los inversores. Se trata de los BitCoins. Dependiendo de quién opine, BitCoin es la moneda del futuro o la próxima burbuja a punto de explotar.
Esta moneda difiere de las que hemos conocido hasta ahora en que no está respaldada por ningún banco central, de hecho su origen es bastante oscuro, pues no se conoce la identidad real de su creador o creadores. También hay una gran diferencia respecto a cómo se valora: el precio o tipo de cambio de las divisas nacionales depende de la política de emisión de dinero y tipos de interés del país. Sin embargo, los BitCoins se van “fabricando” a un ritmo conocido y nunca van a superar los 21 millones de unidades, según se informan fuentes cercanas a sus creadores. Por lo tanto, si la demanda de esta moneda supera el ritmo de crecimiento de sus unidades, el precio sube, como ha ocurrido en los últimos meses.
Muchos inversores están prestando más y más atención a la evolución de precio de los BitCoins, que llegaron a los 1.000$ el pasado mes de noviembre. Desde ahí la valoración ha caído hasta los 500$ actuales. Si bien estos precios son indicativos, pues la cotización varía mucho de un mercado a otro. Este es uno de los primeros peros de la moneda virtual: no existe un valor común, sino que fluctúa de forma diferente según el mercado en el que nos encontremos. Ligado a ello aparece una segunda característica negativa, una volatilidad demasiado elevada, en las que las fluctuaciones del más del 20% en un único día (o incluso unas pocas horas) son muy comunes.
En una publicación reciente, el Banco Central Europeo ha lanzado una advertencia sobre ésta y otras monedas virtuales, resaltando su falta de regulación, el riesgo de que sean un modo de blanquear dinero y que no pueden ser considerados dinero, sobre todo porque no se usan apenas para intercambiarse por bienes y servicios reales, lo cual es la función principal del dinero. Por lo tanto, la función principal actual de BitCoin es la especulación sobre la evolución de su precio, y éste tiene todo el aspecto de una burbuja que ya se ha desinflado desde los casi 1.000$ a la mitad de su valor.
Con el renovado interés por esta moneda virtual, el precio puede volver a esta cifra redonda e incluso más, pero cada vez los riesgos de depositar ahí parte de nuestra inversión son más altos.
Adicionalmente, cuando el precio de un BitCoin rondaba los 100$, la tentación de “fabricar” más de lo que están definidos en el algoritmo de la moneda no era muy alta. No obstante, con el precio en 1.000$, hacerse millonario es tan sencillo como sacar 1.000 unidades nuevas de BitCoin y venderlas en el mercado, provocando una saturación del mismo y un desplome de su precio en poco tiempo.
¿Quién garantiza que esta situación no esté teniendo lugar y el mercado se esté inundando de BitCoins?. Estamos frente a un activo poco transparente, sin regulación y sin supervisión.
Algo parecido sucedió en los años 60 y 70 cuando un organismo tan respetable como la Reserva Federal se lanzó a imprimir dólares para financiar su economía, a la par que sus reservas de oro disminuían. En esa época, el dólar era intercambiable por oro a un tipo fijo y este comportamiento provocó el abandono del patrón oro y una fuerte depreciación de la moneda estadounidense respecto al metal precioso.
En resumen, tenemos un activo demasiado atípico, demasiado poco transparente, con sospechas de blanqueo de dinero y de manipulación de precios, que apenas puede intercambiarse por bienes y servicios reales en escasísimos comercios y que se encuentra en una formación y comportamiento típico de burbuja. Si alguien tiene todavía ganas de depositar ahí su dinero, creo que casi cualquier alternativa es preferible a los BitCoins.