Llueve sobre mojado para el sector turístico. Tras el progresivo fin de las restricciones, cuando parecía que la reactivación del turismo se iba a mantener, Ómicron y la guerra en Ucrania lastraron el proceso de recuperación en el sector. Asimismo, la espiral inflacionista ha supuesto una traba más en las perspectivas. El principal escollo es que la invasión rusa ha provocado el encarecimiento del barril de petróleo, que conquista récords históricos, lo que a su vez ha causado una escalada de precios de los combustibles, tan imprescindibles para el sector aéreo.
En este contexto, las aerolíneas son una de las principales perjudicadas. Si bien es cierto que algunas de las compañías aéreas tienen coberturas para los próximos meses, la subida del petróleo tendrá efectos sobre las cuentas de resultados y podríamos ver traslado a precios. La guerra también está provocando el encarecimiento de muchos bienes de consumo, acarreando una reducción en la capacidad de ahorro de los consumidores. Como consecuencia, la demanda turística podría verse afectada si la guerra se prolonga demasiado.
No obstante, hay esperanzas para volver a remontar el vuelo. Realmente, el impacto directo de la guerra en el sector turístico en España es pequeño, debido a que el porcentaje de turistas rusos es muy bajo: en 2021 representaron el 0,42%, mientras que en 2020 el porcentaje alcanzó un 0,8%. Asimismo, a pesar que la inflación también ha alcanzado máximos históricos en los últimos meses, en este 2022 no se va a ver un gran impacto en la capacidad de gasto de los turistas, debido a los ahorros acumulados y a la demanda latente que se ha generado durante los meses de restricciones.
El año pasado visitaron España 31,1 millones de turistas, y este año se prevé doblar las cifras del año anterior. Aunque los números todavía se sitúan un 26% por debajo de 2019, cuando se recibieron 83,5 millones de turistas, se espera que para este verano la demanda se mantenga muy positiva, en línea con la temporada de Semana Santa, con precios y ocupaciones a niveles de 2019 e incluso superiores.
Asimismo, la relajación de las restricciones en los principales países emisores están mejorando mucho la demanda en ciertas regiones como las Islas Canarias, un destino donde el turismo británico tiene una gran incidencia. En este sentido, España se posiciona como destino refugio para ciertos países emisores, al encontrarse lejos del conflicto ruso-ucraniano.
De hecho, España y Portugal son dos de los países mejor posicionados para esquivar los impactos negativos del conflicto bélico en Ucrania y convertirse en destinos refugio. Entre el 11 y el 23 de febrero, la búsqueda de viajes a Portugal creció un +13,2% y en España lo hizo un +12,7%, mientras que bajó un -10,5% para Turquía y un -8,2% para Grecia.
Así, las previsiones para el corto plazo son positivas, sobre todo, por la llegada del verano y por la reactivación de los viajes corporativos que están apoyando la recuperación, prueba de ello han sido los buenos datos reportados en Semana Santa. No obstante, es posible que durante el proceso haya ciertas complicaciones que arrojen incertidumbres al sector como la inestabilidad política en Europa del Este, el miedo a que el conflicto se amplíe a otros países, los cierres del espacio aéreo y la subida del precio de la energía y los productos frescos.
Principales tendencias en el sector
Mientras el turismo internacional se recupera, el turismo doméstico sigue impulsando la recuperación del sector en cada vez más destinos y, en particular, los que tienen grandes mercados internos. Así, los españoles apuestan por el turismo local y de proximidad, debido a la incertidumbre sobre los viajes al extranjero a causa de la pandemia.
Asimismo, la COVID-19 ha acelerado un modelo de turismo más sostenible y respetuoso con el ecosistema. Los viajeros están cada vez más comprometidos con el medio ambiente y demandan medidas eco-friendly. En este sentido, el sector del turismo avanza hacia modelos de gestión más responsables y se enfrenta a retos como la neutralidad climática o la eficiencia energética. De esta manera, el turismo local y la sostenibilidad se configuran como algunas de las tendencias alternativas del turismo en 2022.