Me preguntaban en el reciente panel de gestores de la Morningstar Investment Conference, cuya invitación agradezco, la opinión sobre los mercados bursátiles para el año 2022. Lo resumo en tres puntos:
- En primer lugar, una continuidad de las subidas bursátiles, fundamentada en la persistencia de unos excelentes beneficios empresariales y en el ciclo inversor de largo alcance o ciclo de capex que las empresas parecen haber iniciado.
- En segundo lugar, una mayor convergencia entre las cotizaciones y los valores fundamentales de las empresas, basada en la actual coexistencia de un segmento de mercado bursátil muy caro junto a otro muy barato. Este estrechamiento de los denominados descuentos fundamentales debería traducirse en un comportamiento bursátil más irregular, menos homogéneo que el habido en el 2021.
- En tercer lugar, invertir en aquellas empresas que se comportan bien cuando los tipos de interés de largo plazo suben. La segunda oleada de inflación que se intuye, más centrada ya en los servicios posrestricciones que en los bienes, va a alargar la fase de efervescencia inflacionista, cuya normalización podría demorarse hasta el segundo semestre del 2022.
Igualmente prosigue la minusvaloración del componente microeconómico de la inflación por parte de los bancos centrales, si bien la Fed norteamericana, en sus mensajes recientes, parece haberlo comprendido cuando advierte que hay que seguir especialmente el comportamiento de los hogares y empresas.
¿Cómo puede el inversor disponer simultáneamente de un gran potencial de revalorización y de una cobertura ante los riesgos inflacionistas? Invirtiendo en un segmento de mercado muy particular, el del Quality Value.
Artículo publicado en La Vanguardia el domingo 21 de noviembre de 2021