Los servicios van por detrás de los bienes. Mientras que las manufacturas están en expansión desde hace ya un año, según el indicador Markit Eurozone Manufacturing, que supera el nivel 50 desde julio del 2020, los servicios lo están solo desde el pasado mes de abril, según el indicador de la misma fuente para la zona euro.
Los bienes, los únicos que se encuentran plenamente a disposición del consumidor, se han visto desbordados por una demanda muy superior a la prevista, que ha pillado totalmente desprevenidos tanto a los productores como a sus cadenas de suministros.
Sabemos que faltan camiones, con unos tiempos de espera para la adquisición de estos vehículos nuevos de al menos un año. Faltan igualmente coches, con centenares de miles de ellos que siguen sin poder ser servidos, pese a estar vendidos, por falta de unos componentes que los fabricantes priorizan para los coches de mayor margen, los de gama alta.
Sabemos que faltan barcos de transporte, con unos fletes de los contenedores que se han sextuplicado, etcétera. Algo similar puede suceder con los servicios. No en vano países como Estados Unidos, Inglaterra o Singapur van a ir haciendo anuncios de levantamiento de restricciones de los viajes de largo alcance justo a la vuelta del verano, uno tras otro. Podría extenderse lo ya acaecido en la restauración, en la que la reserva previa se ha vuelto poco menos que imprescindible.
Este mes de agosto está a caballo entre la excelente presentación de resultados del segundo trimestre y el inicio de estos trascendentes anuncios. ¿Están seguros de que será un mal mes bursátil? En un mes olímpico, los servicios están ahí bien situados para recoger el testigo de la carrera de relevos.
Artículo publicado en La Vanguardia el domingo 08 de agosto de 2021