El ciclo bursátil “value” empezó hace cuatro meses, en concreto el pasado día 9 de noviembre tras el anuncio de la primera vacuna. Desde ese momento los índices bursátiles “value” han batido con creces a los “growth”. Por ejemplo, el índice MSCI Europe Value ha subido un 26,1%, mientras que el MSCI Europe Growth ha subido solo un 9,1%, una diferencia de rentabilidad de un 17% favorable al “value”. Igualmente, las subidas de los índices bursátiles geográficos han sido directamente proporcionales a la ponderación “value” de su composición. Así, en este mismo período, el Ibex-35 ha subido un 26,0%, el Eurostoxx-50 un 20,2% y el S&P500 americano solo un 12,9%, justo el orden inverso de la anterior fase “growth”, en la que las bolsas americanas lideraron la subida. ¿Recuerdan el momento en que el Ibex-35 alcanzó el nivel 16.000? Pues bien, fue justo al final del último gran ciclo “value” que ha habido.
Estamos ante una fase muy inicial aún, dado que históricamente muchos ciclos “value” han tenido duraciones largas de entre 5 años (de 1961 a 1965) y 8 años (de 1941 a 1948), pasando por períodos de 6 años (de 1981 a 1986) o de 7 años (de 1972 a 1978 y de 2000 a 2006). Para clarificar términos, mientras que en las empresas “value” el valor bursátil, que proyecta el futuro, está relativamente cercano a su valor contable, que refleja el pasado; en las empresas “growth” el valor bursátil supera en mucho a su valor contable. Así, empresas típicamente “value” como ArcelorMittal o BMW cotizan a 0,75 y 0,91 veces su valor en libros respectivamente, mientras que empresas claramente “growth” como Zoom o Tesla lo hacen a 20,0 y 25,6 veces.
¿Comprar bolsa aún? Sí, mientras sea del tipo “value”.