Son las situaciones excepcionales, como las que estamos viviendo estos días, las que transforman nuestra manera diaria de ver, entender, pensar y actuar, haciéndolo de forma distinta a como lo hacemos habitualmente.
Muchas veces queremos aquello que no tenemos, por el simple hecho de no tenerlo en ese preciso instante, aunque realmente no lo necesitemos. El hecho de estar confinados en casa nos hace pensar lo mucho que valoramos y echamos de menos la libertad de movimiento, y cuando la tenemos, sobre todo cuando estamos lejos viajando, lo que echamos de menos es estar en casa, aunque sólo sea nuestra cama para dormir.
En estos cambios de criterio y de deseos compartidos, veo como algunos clientes que son inversores a largo plazo, se quieren transformar en especuladores de corto plazo y aprovechar esos constantes vaivenes de los mercados llamados volatilidad, con el objetivo de ganar pequeñas plusvalías, o eso pretenden, partiendo del error de mal vender sus inversiones a largo plazo para ganar no sabemos cuánto, ni cuándo, ni cómo. Al ser inversores de largo han de aprender de nuevo como moverse en el corto plazo.
Todo parte de la mente especulativa, que es más inversora, y no la racional. El riesgo es quedarse fuera del mercado si éste no acaba cayendo a su nivel de compra especulativa, o no sube al nivel de venta pretendido en su movimiento especulatorio, quedándose atrapados en el valor.
Por el contrario, también veo como muchos especuladores, que suelen tener liquidez, ven oportunidades de comprar a precios muy bajos, transformándose en inversores a largo plazo, con lo que supone eso para un especulador que necesita una constancia en la compra-venta de valores en el mercado bursátil para conseguir rentabilidades en el muy corto plazo. Es como pedirle a un ciclista o a un corredor de maratones que juegue a petanca.
Recomiendo tanto a los inversores como a los que especulan a corto, que se queden como están, pero si desean ir más allá, que diversifiquen en dos tipos de carteras. Que usen una para especular y otra para invertir a largo plazo. Y así, no alteran sus inversiones ni sus criterios de inversión, no traicionan sus convicciones y no varían sus rutinas con lo que ello comporta, que busquen un equilibrio.
Al igual que el equilibrio que hemos de encontrar ahora al quedarnos en casa, reflexionar y aprovechar a generar esos cambios y acabar esas cosas que siempre hemos querido y no hemos podido por falta de tiempo. Valorar la casa, la familia, los amigos… y no echar de menos la libertad que nos falta en estos momentos, pues ya la disfrutaremos cuando llegue el momento, y saborearemos al igual que las ganancias a largo o las ganancias a corto. Si llega, que todo llega si uno se lo propone de verdad.
En resumen, este es el momento de los especuladores y también el de los inversores, si entienden como se tiene que proceder, el especulador compra y vende muy a corto y el inversor aprovecha los precios bajos para vender dentro de unos años a precios mucho más altos. Y sobre todo cultivar la paciencia, valorar lo que se tiene y no especular con lo que no se tiene. La vida siempre nos trae una de cal y una de arena.
Sean sensatos y racionales y quédense en casa y continúen con sus estrategias de siempre que es lo que saben hacer. O aprovechen para aprender y generar nuevos cambios en sus vidas y en sus actos cotidianos, pero desde la razón, no desde la emoción o el sentimiento de la desesperación.
Y, sobre todo, intenten ser felices con lo que más queremos y que sólo valoramos cuando lo perdemos o se ve amenazado y que es la salud, todo lo demás llega.
Por último, mi agradecimiento a todos los profesionales que nos continúan atendiendo estos días tan duros y en especial a todos los sanitarios que son los verdaderos héroes.